El político buscaba obtener, a través de sí mismo, poder para su partido. El deseo

de dominar, de imponerse y ser obedecido, parece muy íntimamente ligado al hombre. Uno observa esto en un niño pequeño y en lo que llamamos el hombre maduro el deseo con todas sus sutilezas, sus fealdades y su crueldad-. Los dictadores, los sacerdotes y el jefe de familia, ya sea hombre o mujer, todos parecen exigir esta obediencia. Asumen la autoridad que han usurpado o recibido de la tradición, o que les otorga la circunstancia de ser más viejos. Este patrón se repite en todas partes.

Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .

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