Las conversaciones que hemos sostenido han sido mutuas; no son conversaciones unilaterales. El mundo está

poblado de intimidaciones: las intimidaciones religiosas, las intimidaciones de los diarios, de los políticos, de los gurús y los sacerdotes, las intimidaciones en la familia. Esas intimidaciones nos hacen sentir culpables; primero nos atacan y entonces tenemos que defendernos. Ese es el juego que tiene lugar en nuestras relaciones y origina un sentimiento de culpa. Hemos hablado acerca del miedo y de por qué los seres humanos, que han evolucionado a través de muchos milenios, viven con esta terrible carga llamada miedo. El miedo es una sensación. La sensación adopta muchas formas: la sensación de las drogas, del alcohol, etcétera, la sensación sexual, la sensación de lograr algo, de ascender por la escala, ya sea la escala mundana o la así llamada escala espiritual. Tenemos muchos, muchos miedos que destruyen no sólo la capacidad humana, sino que deforman el cerebro, lo cual distorsiona o cercena o limita tanto nuestra actividad biológica como la psicológica. Hemos examinado eso. Dijimos que el tiempo y el pensamiento son la raíz del miedo. Ustedes pueden escuchar esto casualmente o pueden hacerlo seriamente mientras prestan atención a nuestra conversación mutua. Pero las palabras no son la cosa. El miedo no es la palabra miedo, pero la palabra puede crear el miedo. La palabra es la representación, la idea. Pero el hecho del miedo es algo por completo diferente. De modo que uno ha de tener en claro si la palabra está induciendo o cultivando el miedo. Porque entonces la superación de ese miedo implica la superación de la palabra, pero no del hecho. Y uno dijo también que es de suma importancia cómo nos enfrentamos al hecho; no el hecho mismo, sino la manera en que lo abordamos, en que llegamos a él. Si uno llega al miedo con conclusiones, con conceptos de cómo vencerlo, cómo reprimirlo o trascenderlo, o si acude a alguien para que lo ayude a superarlo, entonces ese miedo continuará en una forma u otra. Y a causa del miedo la humanidad ha hecho cosas terribles. Por miedo a no tener seguridad hemos destruido por millones a los seres humanos. La última guerra y la anterior lo han demostrado; y donde está el miedo, están Dios y todo el consuelo que deriva de las ilusiones. Pero cuando hay seguridad psicológica y, por lo tanto, seguridad biológica, uno está libre del miedo. No es que primero esté la seguridad física y después la seguridad psicológica. Los socialistas y los totalitarios han tratado de establecer el orden exteriormente, y no están teniendo éxito. Lo único que hacen es reprimir. Pero si se comienza a comprender toda la estructura psicológica de uno mismo, de cada ser humano, entonces se empieza a comprender la naturaleza del miedo y se puede terminar con él.

Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .

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