«¿No creéis que yo estoy en mi padre y que mi padre está en mí?

Lo que os digo no os lo digo por mí mismo, sino que mi padre, que mora en mí, es el que hace las obras que yo hago. ¿No creéis que yo estoy en mi padre y que mi padre está en mí? Creedlo, aunque sólo sea por las obras que yo hago». ¿Cómo no íbamos a creer en nuestro ser esencial y fundamental, si vemos que le nace un hijo en nosotros? Al mismo tiempo, ¿puede ofrecer este hijo testimonios reales de su padre, si no está continuamente en este padre y si su padre no está continuamente en él? Esta observación habría podido influir en los que dudan de la Divinidad del reparador y, a la hora de la verdad, no dudan tanto de la Divinidad de este reparador, nada más que porque no dudan mucho de la divi- nidad de la materia y porque no se han preocupado de trabajar para que nazca en ellos un hijo, ya que, si el hombre no renace de nuevo, no puede entrar en el reino de los cielos.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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