La bienaventuranza no es placer; el éxtasis no es generado por el pensamiento; es una
cosa del todo diferente. Uno puede llegar a la bienaventuranza o al éxtasis sólo cuando comprende la naturaleza del pensamiento, el cual genera tanto el placer como el temor. Entonces surge la pregunta: ¿puede uno detener el pensamiento? Si el pensamiento genera el miedo y el placer porque es bastante obvio que donde hay placer tiene que haber dolor- entonces uno se pregunta: ¿puede cesar el pensamiento? lo cual no significa que termine la percepción o el disfrute de la belleza-. Es como si viéramos la belleza de una nube o de un árbol y la disfrutáramos total, completa y plenamente; pero cuando el pensamiento busca tener la misma experiencia mañana, el mismo deleite que experimentó ayer viendo esa nube, ese árbol, esa flor, la faz atractiva de alguna persona, entonces invita a la desilusión, al dolor, al miedo y al placer.
Jiddu Krishnamurti . El vuelo del águila .