Antes que puedas aproximarte a la meta, antes de alzar la mano para
levantar la aldaba de la cuarta puerta, tienes que haber dominado en tu yo todos los cambios mentales y matado al ejército de sensaciones y de pensamientos, que, sutiles e insidiosos, deslízanse inadvertidos dentro del radiante sagrario del alma.
H.P. Blavatsky . La voz del silencio .