Ése era el espíritu de sabiduría y de humildad que dictó la respuesta que dio
el reparador a su madre, cuando ella le dijo: no tienen vino. Pues, cuando el reparador le respondió, ¿mujer, que hay de común entre tú y yo? todavía no ha llegado mi hora, él contempló su gran poder por el cual debía abrir un día la fuente de las aguas vivas del cielo y ver el fruto nuevo de la viña en el reino de su padre; pero, como los hombres no estaban todavía preparados para com- partir divinamente estas ventajas, por estar todavía bajo el yugo de la aparien- cia, declara que no ha llegado todavía su hora y se limita a dejar que actúe su acción delante de ellos en las sustancias elementales, operación bastante sor- prendente para llenarlos de asombro y de respeto por quien es su autor, mien- tras que la sublime operación Divina, de la que es imagen, escaparía de sus miradas y resultaría completamente inútil para ellos.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .