No olvidemos que la ley de causa y efecto se aplica a la materia sutil

así como a la materia densa, y que la energía que nosotros vertimos debe alcanzar su objeto y producir su efecto. Sin duda alguna, la imagen o idea que queremos colocar ante un hombre para ayudarle o confortarle, lo alcanzará. La claridad de este pensamiento, cuando se presente a su mente, depende primeramente de la claridad del contorno que le hayamos dado, y en segundo lugar del estado mental de esta persona en el momento de llegarle el pensamiento. Si su mente está absorta en la idea de sus sufrimientos y de sus pruebas, nuestro pensamiento tendrá poco puesto para introducirse; pero en tal caso, la forma del pensamiento esperará el momento propicio, y cuando su atención se distraiga o la fatiga le obligue a suspender la actividad de su propia serie de pensamientos, los nuestros se deslizarán en su mente y cumplirán su mensaje compasivo.

C. W. Leadbeater . El Pensamiento su Poder Y Su Empleo .

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