Uno debería mirar la punta de su nariz. Pero esto no significa que uno deba
fijar sus pensamientos en la punta de la nariz. Así es como la mente puede distorsionarlo. La mente puede decir: «Muy bien, mírate la punta de la nariz. Piensa en la punta de la nariz, concéntrate en ella.» Si te concentras demasiado en la punta de la nariz te lo perderás, porque tienes que estar ahí, en la punta de la nariz, pero muy relajado, para que el tercer ojo pueda atraerte. Si estás demasiado concentrado en la punta de la nariz —arraigado, enfocado, fijado ahí— tu tercer ojo no podrá succionarte, porque tu tercer ojo nunca ha funcionado antes. Su atracción no puede ser muy grande al principio. Poco a poco va creciendo más y más. Una vez que empieza a funcionar y el polvo que se ha acumulado a su alrededor desaparece con el uso y el mecanismo ronronea bien, entonces serás succionado incluso si estás fijado en la punta de la nariz..., pero no al principio. Tienes que ser muy muy ligero, no una carga; sin ninguna tensión ni tirantez. Simplemente tienes que estar ahí, presente, como dejándote ir.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .