Donde hay división tiene que haber conflicto. Y una escuela secundaria superior no es lugar

para el conflicto. Es un lugar para aprender el arte de vivir. Este arte es el más grande de todos, sobrepasa a todas las demás artes porque afecta la totalidad del ser humano, no sólo una parte de él por grata que ésta pueda ser. Y en una escuela de esta clase, si el educador se compromete con esto, no como un ideal sino como una realidad en la vida cotidiana compromiso, vale la pena repetirlo, no con algún ideal, alguna utopía, alguna noble conclusión- entonces puede realmente tratar de descubrir, en el cerebro humano, un modo de vivir que no esté atrapado en problemas, luchas conflictos y sufrimientos. El amor no es un movimiento de pesar, angustia y soledad; es intemporal. Y el educador, si se atuviera a esto podría introducir gradualmente en la adquisición de conocimientos de los estudiantes, este verdadero espíritu religioso que está mucho más allá de todos los conocimientos, que es quizá la terminación misma del conocimiento no quizás- es la terminación del conocimiento. Porque es preciso estar libres del conocimiento para comprender aquello que es eterno, intemporal. El conocimiento pertenece al tiempo, y la religión está libre de la esclavitud del tiempo. Parece muy urgente e importante que demos origen a una generación nueva; incluso media docena de personas así en el mundo harían una diferencia inmensa. Pero el educador necesita educación. La de educador es la más grande vocación del mundo.

Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .

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