Estos cuentos populares conservan todavía el recuerdo de un argumento rnítico-ritual, en el que el
fuego ocupaba el papel de prueba de iniciación y, a la vez, de agente de purificación y transmutación (el bautismo de fuego en el cristianismo primitivo y en el gnosticismo representa uno de los ejemplos más elaborados de este argumento) 17, Jesús se nos presenta en estas creaciones folklóricas como el «señor del fuego» por excelencia y el herrador dotado de prestigios mágicos, lo que demuestra indirectamente la persistencia de creencias de una innegable antigüedad. El «señor del fuego», como el mismo fuego, son susceptibles de diferentes valoraciones: pueden tener carácter divino o demoníaco. Existe un fuego celeste, que fluye ante el trono de Dios, mientras en la Gehena quema el fuego infernal. En el folklore religioso y laico de la Edad Media lo mismo Jesús que el Diablo aparecen como «señores del fuego». Para nuestros objetivos conviene retener el hecho cíe que las imágenes míticas del herrero y el herrador han conservado durante bastante tiempo su influencia sobre la imaginación popular y que estas narradores continuaban cargadas de significaciones ligadas a los ritos de iniciación. (Por supuesto, se puede dis atir en cualquier caso si estas significaciones eran todavía evidentes o accesibles conscientemente para los oyentes de los cuentos; pero reducir el problema & estos términos es pecar por exceso de racionalismo. Un cuento no se dirige a la consciencía despierta, secularizada; su dominio se ejerce, por el contrario, sobre las zonas profundas de la psiquis, estimulando y alimentando la imaginación. Los simbolismos de iniciación del fuego y la fragua, de la muerte y resurrección por el fuego, de la forja sobre el yunque, etc., están atestiguados con claridad en los mitos y rituales chamánicos, como hemos señalado anteriormente. Imágenes similares, suscitadas por los cuentos, actúan directamente sobre la psiquis del auditorio, incluso cuando éste no se da cuenta conscientemente de la significación primigenia de uno u otro símbolo.).
Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .