«Además, no verás ningún otro templo en esta ciudad santa y en esta celeste Jerusalén,

porque el Señor Dios todopoderoso y el cordero es su templo, y esta ciudad no tiene necesidad de estar iluminada por el sol ni por la luna, porque es la luz de Dios la que ilumina y el cordero que hay en ti es la lámpara. Las naciones caminarán al favor de esta luz y los reyes de la tierra llevarán a ella su gloria y su honor».

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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