La humildad es la esencia de la austeridad. Reconocer la humildad es negarla. Uno sólo
puede reconocer la vanidad. Podemos ser conscientes de nuestra vanidad, pero no podemos ser conscientes de la humildad. La austeridad, la austeridad del monje o del santo, es el cruel movimiento del devenir, el cual es ilusión. Esta crueldad pertenece a la violencia, la imitación, la obediencia, en las que no existe lo anónimo. El monje y el santo pueden adoptar un nombre diferente, pero este nombre es el manto que cubre las heridas del conflicto. Y eso es igual con cada uno de nosotros, porque todos somos idealistas. Conocemos la vanidad y no podemos conocer la humildad. Nuestra humildad es lo opuesto de la vanidad, y todos los opuestos se contienen el uno al otro. El devenir, el “llegar a ser”, por secreto o anónimo que sea, jamás puede encontrarse en la naturaleza de la humildad. La humildad no tiene opuesto, y sólo las cosas que tienen opuesto pueden reconocerse entre sí.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .