Camina por los pasos del reparador en tu resignación y en tu confianza, hasta subir
a tu Calvario. Deja que te crucifiquen entre los ladrones que hay en ti. Si tu ejemplo y tu dulzura no los convierten a todos, es posible que haya por lo menos uno que se conmueva al verte tan maltratado, a pesar de tu inocencia y al ver que pides por tus verdugos. Es posible que vuelva entonces sobre sí mismo y merezca entrar hoy mismo contigo en el paraíso preparatorio.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .