Veamos, pues, a este juez terrible descender a sus propios abismos, veámoslo preguntando sucesivamente a
todas las facultades que lo constituyen. condenando a una exclusión absoluta a las que sean refractarias a su palabra y no quieran aprovechar las gracias que él les ofrece. Veámoslo imprimiendo en estas facultades refractarias la impronta del espanto y del terror, como si estuviese armado con todos los poderes de la venganza; veámoslo condenando a aplazamientos y nuevas pruebas a las que, sin ser incrédulas, hayan vacilado y hayan retrasado su renovación en el espíritu; veámoslo ejerciendo él mismo todos sus juicios, agrupando a su alrededor todas las iniquidades y todas las prevaricaciones que ha cometido el hombre viejo y pronunciando sobre cada una de ellas una sentencia severa y rigurosa, sin poder permitirse tener con ellas la más ligera indulgencia, sin la cual no cumpliría su misión y merecería ser tratado él mismo como un servidor infiel.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .