Usted dice que Dios no está en la imagen esculpida, pero otros dicen que está
efectivamente allí, y que si tenemos fe en nuestros corazones, su poder se manifestará. ¿Cuál es la verdad de la adoración? El mundo está tan lleno de opiniones como lo está de personas. Y usted sabe qué es una opinión. Uno dice esto, y algún otro dice aquello. Cada cual tiene una opinión, pero la opinión no es la verdad; por lo tanto, no escuche una mera opinión, no importa de quién sea, sino descubra por sí mismo qué es lo verdadero. La opinión puede cambiar de la noche a la mañana, pero no podemos cambiar la verdad. Bien, usted quiere descubrir por sí mismo si Dios o la verdad están en la imagen tallada, ¿no es así? ¿Qué es una imagen tallada? Es una cosa concebida por la mente y moldeada en madera o en piedra por la mano. La mente proyecta la imagen; y, ¿piensa usted que una imagen proyectada por la mente es Dios, aunque un millón de personas aseguren que lo es? Usted asegura que si la mente tiene fe en la imagen, entonces la imagen le dará poder a la mente. Por supuesto, la mente crea la imagen y después obtiene poder de lo que ella misiva ha creado. Eso es lo que perpetuamente está haciendo: produce imágenes y extrae fuerza, felicidad y provecho de esas imágenes, por lo que permanece vacía, agobiada internamente por su pobreza. Lo importante, pues, no es la imagen, o lo que millones de personas puedan decir acerca de ella, sino comprender las operaciones de nuestra propia mente. La mente hace y deshace dioses, puede ser cruel o bondadosa. La mente tiene el poder de realizar las cosas más extraordinarias. Puede sostener opiniones, puede crear ilusiones, puede inventar aviones a reacción que viajan a velocidades fantásticas; puede construir hermosos puentes, tender extensas líneas férreas, idear máquinas que calculan más allá de la capacidad humana. Pero la mente no puede crear la verdad. Lo que ella crea no es la verdad, es meramente una opinión, un juicio. Es esencial, pues, descubrir por uno mismo lo que es verdadero. Para descubrirlo, la mente tiene que estar completamente silenciosa, sin ningún movimiento. Ese silencio es el acto de adoración no el ir al templo a ofrecer flores mientras hacen a un lado al mendigo que encuentran en el camino. Ustedes propician a los dioses porque les tienen miedo, pero eso no es adoración. Cuando comprenden a la mente y la mente está en completo silencio, no silenciada, entonces ese silencio, esa quietud es el acto de adoración; y en esa quietud se manifiesta aquello que es verdadero, que es bello, que es Dios.
Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .