La primera y más difícil de estas tres resurrecciones que tendrá que realizar en sí
mismo el hombre nuevo consiste en separar de todas las substancias falsas que lo rodean los pensamientos, voluntades y acciones suyos que se han engu- llido y, por así decirlo, se han amalgamado en ellas, y que están allí como en una verdadera tumba en la que no sólo no disfrutan del día y de la luz, sino que van continuamente hacia una repulsiva putrefacción. En realidad, es imposible concebir una operación más dolorosa que la de separar así los diferentes meta- les que hemos dejado que se suelden en una sola pieza, pues sólo se puede conseguir con una fusión total; pero lo que parece estar por encima de las fuer- zas ordinarias no está por encima de las fuerzas del hombre nuevo, ya que éste es hijo del espíritu y ha bebido la saludable medicina o ese poderoso disolvente que Jeremías compara con una almádana que rompe las piedras (23: 29).
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .