Viene, en fin, la multitud de hombres ordinarios. Millones de cuerpos astrales flotan así inconscientes

del mundo que los envuelve, a una distancia mayor o menor de los cuerpos físicos profundamente dormidos. En cada una de esas formas astrales, la conciencia humana se repliega sobre sí misma absorta en sus pensamientos, retirada, por decirlo así. En lo íntimo de su seno astral.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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