Y ahora, oh Maestro de Compasión, indica el camino a los demás hombres. Contempla a
todos aquellos que, llamando para ser admitidos. esperan en la ignorancia y en las tinieblas ver abierta repentinamente la puerta de la ley suave. La voz de los candidatos: ¿No revelarás tú, Maestro de tu propia clemencia, la Doctrina del Corazón? ¿Rehusarás guiar a tus siervos al Sendero de Liberación? Dice el Maestro: Los Senderos son dos; las grandes Perfecciones, tres: seis son las Virtudes que trasforman el cuerpo en el Arbol del Conocimiento. ¿Quién se aproximará a ellos? ¿Quién será el primero que en ellos entrará? ¿Quién oirá primeramente la doctrina de los dos Senderos en uno, la verdad sin velo acerca del Corazón Secreto? La ley que, rehuyendo el estudio, enseña la Sabiduría, revela una historia de angustias. ¡Ah! Triste cosa es que todos los hombres posean Alaya, que sean uno con la Alma grande, y que, poseyéndola, Alaya les aproveche tan poco.
H.P. Blavatsky . La voz del silencio .