Por eso es por lo que no debemos meditar nada más que mientras vamos caminando

y siguiendo nuestro camino, en las maravillas que el Señor quiere hacer que brillen de vez en cuando en nuestras tinieblas; pero, sin una vigilancia muy estricta, incluso estas maravillas pueden ser funestas para nosotros, dado que el enemigo tiene poder para adueñarse de ellas y utilizarlas para su gloria, cuando no tenemos la prudencia de emplearlas para importunarlo: misterio de iniquidad que tiene medio inundada la tierra.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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