Los prejuicios son "juicios previos"; es decir, elaborados o impuestos sin experiencia propia y sin
razonamiento personal que ratifique esta experiencia y el juicio mismo. Son juicios de rutina y sin convicción propia. Corno en el caso del error (puesto que el prejuicio es un error, subjetivamente considerado), solamente la imparcial meditación de las cosas, después de haber limpiado la mente con el silencio y la soledad, puede trasmutar los prejuicios en auténticos "juicios" o desecharlos como errores. Vivir a base de prejuicios es tanto como aniquilar nuestro verdadero "yo" es vivir con una mentalidad prestada.
Eduardo Alfonso . La iniciación .