Imaginaos por un momento al señor Buda y Sus discípulos. Fueron las grandes excepciones de
su época. Todos tenían un solo Maestro, una sola meta un solo ideal: Él. Y sin embargo, cada uno de ellos tenía la chispa del genio. No eran mediocres porque seguían a Quien era la excepción, la flor de la humanidad, y todos deben llegar a ser un tal ejemplo.
Jiddu Krishnamurti . El Reino de la Felicidad .