Ve la potencia visiva que el imán atrae al hierro, y que la esmeralda (que

tiene el color intenso) reviste o colora de su propio color al aire; por lo que el afato pronuncia que el aire es un elemento receptivo del color que se le aplica, y el afato llama aquel color especie de la piedra por ser su semejanza, de lo que ascienda a tener conocimiento el entendimiento por medio del afato, oído, vista e imaginación; mas se admira de que el imán no preste o dé color al aire que está en medio de el y del hierro; lo que le hace creer que entre el hierro y el imán no hay especia por medio de la cual éste atraiga a aquél; pero descendiendo a la potencia visiva experimenta lo contrario, y el afato pronuncia que el imán sin especie no pudiera atraer al hierro, lo que obliga al entendimiento a volver a descender a la potencia visiva, y por ella sale de la duda, advirtiendo que el imán y el hierro son cuerpos opacos, y no diáfanos y que por esto no pueden colorear el aire, en lo que llega a conocer que entre el hierro y el imán hay especie; pero que ésta es invisible e imperceptible a la vista, pero perceptible al oído por medio del afato.

Ramón Llul . El Libro Del Ascenso Y Descenso Del Entendimiento .

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