Cada uno de vosotros debe ser capaz de ofrecer algo en el altar; cada uno

de vosotros ha de traer flores en la canastilla cuando venga al templo; flores plenamente abiertas que den su deliciosa fragancia, hermosa y dignificada. Cuando lleguéis con estas flores al altar, entonces seréis aceptables; pero si llegáis con la canastilla vacía y sólo deseáis adorar sentimentalmente, sin divinas capacidades bien desarrolladas, seréis inútiles.

Jiddu Krishnamurti . El Reino de la Felicidad .

Índice