El hombre espiritualmente desarrollado, que ha purificado su cuerpo astral hasta el punto de que
los elementos estén tomados tan sólo de la materia más sutil de cada subdivisión del plano, no hará sino atravesar el Kamaloka sin detenerse en él. Su cuerpo astral se disgregará con rapidez extrema y quedará sin disgusto en el lugar que su destino le asigne, según el grado de evolución que haya alcanzado.
Annie Besant . La sabiduría antigua .