La letra Yod (a la que corresponde una simbólica análoga a la del grano de
mostaza) tiene por valor 10 y a ella corresponde el Plano de las Emanaciones, el de los Principios (lo que es "emanado" es sin separación), o sea, todo el Arbol está contenido sintéticamente en él. Al mismo tiempo la Yod es la letra más pequeña del alfabeto hebreo y con ella, o a partir de ella, se forman todas las demás letras. En primer lugar con ella se forma el alef, que se considera constituido por 4 Yod, que, en ese caso, desde ese punto de vista, aunque su valor como letra es uno, se considera que tiene el valor de 40, lo que son las 10 sefiroth en los 4 planos. Según esa simbólica, toda la manifestación del Arbol, es la pronunciación de una Palabra, o la articulación de un sonido primordial, que es el de la letra A, la letra más abierta, el primer sonido, y las demás proceden como modificaciones, como las determinaciones articuladas de ese sonido primordial. Por cierto, la misma boca humana es una imagen del Cosmos: el paladar (de paladium=verdad) se refiere al Cielo (a la bóveda celeste), el maxilar inferior a la Tierra, signada también por el movimiento y lo visible, y la lengua al hombre mismo, e incluso podríamos recordar también que siendo 32 los senderos del Arbol, los que reúnen las sefiroth, están en correspondencia también con la dentadura humana. O sea, que el hombre es completamente un símbolo; no tiene nada, más bien no somos. No somos en cuanto a algo separado. En ese sentido nuestra identidad particular es más bien algo 'extraído' de un medio relativo, lo cual ha de ser reabsorbido en la totalidad del símbolo para nacer a otro plano donde esas particularidades no tienen importancia, o más bien son otra cosa, que no puede dejar de ser sino el reflejo, también simbólico, de la misma Idea creacional.
Jose Manuel Rio . ACERCAMIENTO A LA CABALA: Sobre el Arbol de la Vida Sefirótico .