Todo es impermanente en el hombre, excepto la pura y brillante esencia de Alaya. El
hombre es su rayo cristalino; un rayo de luz inmaculada en lo interior, una forma de barro material en la superficie inferior. Aquel rayo es el guía de tu vida y tu verdadero Yo, el Vigilante y Pensador silencioso, la víctima de tu yo inferior. No puede tu alma ser herida sino a través de tu cuerpo sujeto al error; reprime y domina a los dos, y podrás cruzar seguro la cercana «Puerta de la Balanza».
H.P. Blavatsky . La voz del silencio .