Por eso es por lo que esta acción del Señor no viene jamás sobre el

hombre sin excitar en él santos estremecimientos que, al limpiarlo de sus pecados, hacen que sienta físicamente lo terrible que es la debilidad a la que queda reducido, si no se renueva la alianza, y, al mismo tiempo, lo grande que es el poder del ser infinito que lo abarca todo, que lo mueve todo, que lo penetra todo y que ha dado al alma humana el derecho a contemplarlo y a sentir su actividad viva.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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