El tiempo es pensamiento, y el pensamiento es el proceso de la memoria, la cual

crea al tiempo como ayer, hoy y mañana, una cosa que usamos como medio de realización personal, como sistema de vida. El tiempo es extraordinariamente importante para nosotros, vida tras vida, una vida conduciendo a otra vida que se modifica y continúa. Por cierto, el tiempo es la verdadera naturaleza del pensamiento; el pensamiento es tiempo. Y mientras el tiempo exista como un medio para lograr algo, la mente no podrá ir mas allá de sí misma; la cualidad de ir más allá de sí misma pertenece a la mente nueva, la cual está libre del tiempo. El tiempo es un factor que interviene en el miedo. Por tiempo no entiendo el tiempo cronológico, del reloj segundo, minuto, hora, día, año-, sino el tiempo como factor interno, psicológico. Ese hecho es el que da origen al miedo. El tiempo es miedo; como el tiempo es pensamiento, éste debe engendrar miedo, el tiempo crea frustración conflictos, porque la percepción inmediata del hecho, la acción de ver el hecho, es intemporal [... ]. Para comprender, pues, el miedo, uno debe estar atento al tiempo: el tiempo como distancia, espacio, «yo», tiempo que el pensamiento crea como ayer, hoy y mañana, usando la memoria de ayer para ajustarse al presente y así condicionar el futuro. Para la mayoría de nosotros, el miedo es una realidad extraordinaria; y una mente enredada en el miedo, en la complejidad del miedo, jamás puede ser libre; jamás puede comprender la totalidad del miedo sin comprender las intrincaciones del tiempo. El miedo y el tiempo marchan juntos.

Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .

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