El hijo de Isaías era el tipo de este sabbat, no sólo porque era el
último de los ocho hijos de su padre, sino también porque cogió cinco piedras con su honda y atacó y venció al gigante. No quería utilizar armas extrañas, que impidiesen su marcha y sus movimientos, que debían ser libres como los del espíritu y la santidad. Hombre de deseo, repite sin descanso con el hombre nuevo: Señor, ¿cuál es la palabra cuyos sonidos se elevan hasta ti? ¿Es la que tú despiertas en el hombre, descendiendo hasta el fondo de su ser? Golpeas y te insinúas hasta en los cimientos de su templo y haces que salgan de él gritos de alabanza, gritos de júbilo o gritos de dolor, según las substancias que haya dejado que se acumulen o se desarrollen en él y se presenten a tu acción.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .