Si por la mañana temprano te puedes librar de todos los enredos y meditar de

una a dos horas dobles, y luego puedes orientarte hacia todas las actividades y cosas externas de una manera puramente objetiva, refleja, y si esto se puede continuar sin ninguna interrupción, entonces después de dos o tres meses todos los perfectos vienen del cielo y aprueban semejante conducta. Compórtate de una manera objetiva. Toma nota de la situación, y lo que sea necesario, hazlo. Pero no te apegues a lo que haces, no te preocupes por ello, no pienses en el resultado. Haz lo necesario y permanece alerta y desapegado y distante y alejado en tu centro, arraigado allí. Pero cada mañana temprano, oriéntate hacia el centro interno, para poder recordarlo todo el día. Dos momentos son los mejores. El primer mejor momento es por la mañana temprano: oriéntate al centro para poder vivir en la circunferencia, pero recordando completamente el centro. Y el segundo mejor momento es antes de ir a la cama: oriéntate de nuevo al centro, para que también al dormir profundamente, incluso mientras estés soñando, mientras estés inconsciente, puedas permanecer más y más, cada vez más cerca del centro. Estos dos momentos son los mejores. Y si puedes meditar estas dos veces, no necesitas ir a ninguna otra parte. No necesitas ir a ningún monasterio, a ninguna cueva; no necesitas renunciar al mundo... y un día de pronto verás que llueven flores sobre ti y que los dioses están susurrándote al oído. Toda la existencia celebra el momento en el que un alma llega a casa. Lo que le sucedió a Subhuti puede sucederte a ti. Aspira a ello. Es tu derecho inherente, lo puedes reclamar.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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