La segunda premisa se basará en el grado de evolución alcanzado, y para cumplirla correctamente
es necesaria una verdadera integración de la personalidad. Esta regla podría expresarse de la siguiente manera: El verdadero matrimonio y la correcta relación sexual deben involucrar la unión de los tres aspectos de la naturaleza del hombre, y unirse los tres niveles de conciencia al mismo tiempo, físico, emocional y mental. Para que un hombre y una mujer formen un matrimonio verdaderamente feliz deben complementarse en los tres aspectos de su naturaleza v existir una unión simultánea. ¡Cuán rara vez ocurre y qué extraño es encontrarlo! No es necesario que entre en detalles sobre esto, pues esta verdad es evidente y ha sido expresada repetidas veces. Más adelante, aunque el día está muy lejano todavía, se formarán matrimonios que tendrán como base la etapa del desarrollo de la personalidad integrada, y sólo podrán celebrar el sagrado ritual del matrimonio, quienes hayan alcanzado la misma etapa en el trabajo de transmutar lo inferior a los centros superiores; un matrimonio se considerará indeseable y sus partes dispares, cuando una de ellas viva la vida de la personalidad purificada, centrada arriba del diafragma, y la otra, la vida del animal inteligente centrada abajo del diafragma. Para finalizar diré que muy pocos elegirán sus cónyuges entre aquellos en quienes el Cristo no haya nacido nuevamente y expresen la vida crística. Pero el tiempo no ha llegado aún, excepto para pocos y raros casos.
Alice A. Bailey . El Sexo .