Nos decimos que, sí estábamos solos en esta montaña cuando vino a jun- tarse con

nosotros allí y saturarnos de sus influencias vivificantes, para trans- figurar todo nuestro ser mediante su actividad divina, puede venir a juntarse con nosotros también en cualquier lugar donde estemos, pero estaremos solos allí, porque, al no ser nuestra existencia más que el fruto de ese ternario eterno del creador, desde que existimos, es una prueba de que ese ternario está en acción en nosotros, sobre nosotros, alrededor de nosotros, a pesar de que no- sotros no lo conozcamos de forma visible.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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