Dios ha dicho: «el hombre será un centro en el que se reflejarán todos los
rayos de mi gloria. Ha recibido de mí, en su cuerpo, la base de todas las impre- siones y de todas las cualidades de los seres sensibles, lo mismo que ha recibido de mí, en su espíritu, la base de todas las impresiones y de todas las propie- dades superiores. He puesto y colocado al hombre en este rango elevado, para mí. He tenido como objetivo mi propia satisfacción y el progreso de mis pro- pósitos. Pero el hombre ha despreciado mis presentes. No ha querido trabajar por mi gloria y por el progreso de mis propósitos. ¿Cómo voy a tratar a este servidor infiel? Lo trataré como a las naciones que hayan tomado a los ídolos por dioses. Mil universos amontonados unos sobre otros no esconderían de mis ojos a estos culpables. Su crimen se atrevió a conmover mi trono y la sacudida que sintió no la ha olvidado todavía mi justicia. Hombres negligen- tes, hombres insensibles a mi gloria y al progreso de mis propósitos, llenaos del celo de mi casa hasta que se hayan levantado los muros de Jerusalén, hasta que os hayáis convertido de verdad en una piedra activa y en un sacrificio de olor agradable para el que os ha creado».
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .