Hay una cierta concentración emocional exaltada que hace posible las fases elevadas de la conciencia,
y sin esa concentración no es posible alcanzarlas. Las imágenes del plano astral se transforman en intensidad de emoción parecida a una llama y, cuando la naturaleza grosera ha sido totalmente consumida, a menudo nos hallamos calentados por el color de la conciencia pura. A causa de la naturaleza misma del espíritu humano que tiene el cerebro por instrumento, esta llama blanca no puede durar; pero, durante su breve existencia, el temperamento se transforma, el espíritu recibe nuevos conceptos y una especie de amplitud que no se disipa jamás del todo. Esta extraordinaria exaltación de conciencia se retira, pero la expansión de la personalidad llega a ser permanente, como asimismo una capacidad más elevada de vida y un poder de realización de las verdades espirituales que jamás podría haber sido nuestro, si no hubiésemos franqueado violentamente el abismo que nos separa de él, en el gran vuelo del éxtasis.
Dion Fortune . La Cabala Mistica .