Todo esto equivale a decir que para el alquimista indio las operaciones con las sustancias

minerales no eran y no podían ser simples experiencias químicas: por el contrario, comprometían su situación kármica o, en otros términos, tenían consecuencias espirituales decisivas. Sólo cuando las sustancias minerales hayan sido vaciadas de sus virtudes cosmológicas y se hayan convertido ya en objetos inanimados se hará igualmente posible la ciencia química propiamente dicha. Tal cambio radical de perspectivas permitirá la constitución de una nueva escala de valores y hará posible la aparición (es decir, la observación y anotación) de los fenómenos químicos. Ya que, según el axioma defendido por los sabios modernos, es la sucesión la que crea los fenómenos.

Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .

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