No hay práctica alguna, sino la cosa viva solamente. Y entonces surge la pregunta: ¿cómo

se puede controlar el pensamiento? El pensamiento vaga por cualquier parte, y cuando uno desea pensar en algo, se desvía hacia otra cosa. Se dice: practica, controla; piensa en un cuadro, en una oración, o en lo que sea; concéntrate; y como el pensamiento se va en otra dirección, volvemos a insistir en que retroceda, y seguimos en la misma lucha hacia adelante y hacia atrás. De manera que uno se pregunta: ¿qué necesidad hay de controlar el pensamiento en absoluto, y cuál es la entidad que va a ejercer el control? Escuchen esto atentamente, por favor. A menos que uno comprenda esta pregunta fundamental, no podrá ver el significado de la meditación. Cuando uno dice, “debo controlar el pensamiento”, ¿quién es el que controla, quién es el censor? ¿Es el censor distinto de la cosa que desea controlar, moldear o cambiar en algo diferente? ¿No son ambos lo mismo? ¿Qué sucede cuando el “pensador” ve que él es el pensamiento y lo es-, que el “experimentador” es la experiencia? ¿Qué hace uno entonces? ¿Están siguiendo esto? El pensador es el pensamiento, y el pensamiento divaga; entonces el pensador, pensando que está separado, dice: “debo controlarlo”. ¿Es el pensador diferente de la cosa llamada pensamiento? Si no existe el pensamiento, ¿existe un pensador?.

Jiddu Krishnamurti . El vuelo del águila .

Índice