Vino con su esposa y sostuvo la mayor parte de la conversación. Ella era algo
tímida, de aspecto inteligente. A él se lo veía más bien dominante y parecía agresivo. Dijo que había asistido a algunas de las pláticas después de leer uno o dos libros y que había escuchado algunos de los diálogos. “En realidad hemos venido para discutir personalmente con usted sobre nuestro principal problema y espero que eso no le moleste. Tenemos dos hijos, un niño y una niña; afortunadamente para ellos, están en la escuela. No deseamos imponerles las tensiones que hay entre nosotros, aunque tarde o temprano habrán de sentirlas. Ambos nos queremos mucho; no usaré la palabra ‘amar’, puesto que he comprendido lo que usted entiende por esa palabra. Nos casamos bastante jóvenes; tenemos una hermosa casa con un jardín pequeñito. Nuestro problema no es el dinero. Ella tiene su propio dinero y yo trabajo, aunque mi padre me ha dejado algo. No hemos acudido a usted como consejero matrimonial sino que deseamos discutir, si no tiene inconveniente, nuestra relación. Mi esposa es más bien reservada pero estoy seguro de que pronto intervendrá en la discusión. Nos hemos puesto de acuerdo en que yo debo empezarla. Estamos muy preocupados acerca de nuestra relación. Hemos hablado al respecto con mucha frecuencia pero nada ha surgido de ello. Después de esta introducción, la pregunta que quiero formularle es la siguiente: ¿Qué es lo que está mal en nuestra relación, o qué es una relación correcta?”.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .