La segunda explicación de la base común a las varias religiones humanas, postula la doctrina

de una enseñanza original, que indica una fraternidad de grandes instructores espirituales. Semejantes maestros, fruto de los ciclos pasados de la evolución, tuvieron por misión instruir y guiar a la humanidad nacida sobre nuestro planeta. Ellos transmitieron a las razas y a las naciones, a su vez, las verdades fundamentales de la religión bajo la forma más adecuada a las necesidades especiales de aquellos que debían recibirlas. Según este sistema, los fundadores de las grandes religiones son miembros de la fraternidad única, y fueron ayudados en su misión por una pleyade de individuos un poco menos elevados que ellos, iniciados y discípulos de grados diversos, eminentes por su intuición espiritual, por su saber filosófico o por la pureza de su moral. Tales hombres son los que han dirigido a los pueblos nacientes, los que los civilizaron y dieron leyes (Como monarcas los gobernaron; como filósofos los instruyeron; y como sacerdotes los guiaron). Así es que todos los pueblos de la antigüedad se arrogan hombres eminentes, semidioses y héroes de los que se descubren vestigios en las respectivas literaturas, códigos y monumentos.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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