La creencia de un planeta Tierra en cuyo interior se aloja una enorme masa incandescente

de rocas y de fuego, situada en posición central y que el fuego llega al exterior a través de explosiones volcánicas, estuvo también muy extendida desde muy pronto. En la Edad Media se aceptaba la existencia de fuego interior en la Tierra que surgía violento en los volcanes y era el dominio del lugar de castigo eterno para los pecadores. Pero estas ideas tienen un origen precristiano y están ya en Platón y Virgilio. La creencia en el fuego central es defendida con ardor por Athanasius Kircher pero no es el único. Ya veremos que su modelo es más complejo. Citamos también a Descartes, Hooke (1668), Stenon (1669), Woodward (1695), así como muchos autores del siglo XVIII. En 1788, James Hutton seguía con entusiasmo la defensa del modelo plutonista frente al Neptunista de Werner [HALLAM, 1985]. La cuarta posibilidad, considera que el interior de la Tierra es homogéneo, y que lo que existe es una masa de material sólido. Un interior sólido de la Tierra era defendido antes y después de Kircker. Esta hipótesis es ridiculizada por el autor de Mundus Subterraneus que descalifica a los que creen que la Tierra es un queso. Ataca a algunos autores antiguos para los cuales en el interior de la Tierra se produce una fermentación mineral que dará lugar a las minas y a los metales. Para Paracelso existía este proceso fermentador de piedras. Bernard Varen, más conocido como VARENIUS [1650] se refiere a una "fermentación de vapores" los que producen los terremotos. Las ideas, en este aspecto, son muy confusas. La concepción de una corteza sólida y un interior de material fundido se desarrollará a partir del siglo XIX. La quinta hipótesis sobre el interior de la Tierra: el globo parcialmente hueco y ocupado por cavernas y canales es la defendida por Kircher y que desarrollaremos más extensamente más adelante. Gozó de popularidad con posterioridad a Kircher porque parecía que estaba postulada por las ideas de Newton. Además, casi todos los autores que se referían al interior de la Tierra entre 1600 y 1800 admitían la existencia de cavernas, cuevas y galerías por debajo de la corteza sólida. Leonardo da Vinci y Burnet postulaban una cavidad global interior, mientras otros defendían la existencia también de canales y galerías subterráneas que unían entre sí diversas cavernas. Estos canales y galerías explicaban la existencia de las fuentes lejos de los ríos y en las partes elevadas de las montañas y explicaban también el hallazgo de agua en el fondo de los pozos. Incluso, para algunos (como Kircher) esos canales y galerías llegaban hasta el mar y llevaban agua hacia zonas profundas de la corteza. La presencia de canales para agua, aire y fuego (hidrofilacios, aerofilacios y pirofilacios) van a ser el fundamento del modelo de Kircher y se justifican por la existencia de fuentes termales, fuentes de calor y, sobre todo, volcanes y terremotos.

Athanasius Kircher . El Geocosmos .

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