Pero cuando estás en una disposición retraída, en un humor pasivo, entonces estás encadenado al
cuerpo y estás encadenado por el anima. No importa que seas hombre o mujer. Si una mujer está usando sus ojos y trata de ver en vez de tratar de escuchar, se vuelve animus. Si un hombre está tratando de escuchar, se vuelve anima. Un discípulo se vuelve anima; tiene que volverse, porque un discípulo necesita volverse todo oídos y nada más. El maestro es todo ojos y el discípulo es todo oídos. El maestro tiene que ver y tiene que ver lo más profundo que hay en ti, tiene que penetrar hasta tu mismo núcleo. Y el discípulo tiene que escuchar, estar atento, estar disponible..., para permitir que el maestro llegue al núcleo más hondo de su ser.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .