Hay dos linajes de profecía: la consciente, propia de los magos, capaces de ver en
la luz astral, y la inconsciente, debida a la inspiración. A esta segunda clase pertenecen los profetas bíblicos y los mediumnímicos. Sobre el parituclar dice Platón: “Ningún hombre tiene inspiración profética cuando está en sus propios sentidos, sino que es necesario para ello que su mente se halle poseída por algún espíritu... hay quien presume de profeta y no es más que repetidor, por lo que de ningún modo se le debe llamar profeta, sino transmirsor de visiones y profecías” (55). Insistiendo en sus argumentos, dice Cox: “Los más ardientes espiritistas admiten la fuerza `síquica bajo la impropia denominación de magnetismo (con el cual no tiene analogía alguna), porque afirman que los espíritus de los difuntos sólo pueden realizar los actos que se atribuyen valiéndose del magnetismo (fuerza psíquica) del médium” (56).
H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .