Sentado en la playa, mientras uno observa a las personas que pasan, dos o tres

parejas y una mujer sola, parece que toda la naturaleza, todo lo que a uno lo rodea, desde el profundo mar azul a aquellas altas montañas rocosas, también está observando. Estamos observando, no aguardando, no esperando que ocurra algo, sino solamente observando sin fin. En esa observación hay un aprender, no la acumulación del conocimiento mediante el aprendizaje lo cual es casi mecánico- sino una atenta observación, una observación no superficial sino profunda, viva y afectuosa; entonces no existe ahí un observador. Cuando hay un observador, éste es meramente el pasado que observa, y eso no es observar sino solamente recordar, y es más bien una cosa muerta. La observación es algo tremendamente vital, un vacío a cada instante. Esos pequeños cangrejos y esas gaviotas y todos esos pájaros que pasan volando, observan. Están atentos a la presa, al pez, a algo para alimentarse; ellos también están observando. Pasa alguien junto a uno y desea saber qué estamos observando. Uno no observa nada, y en esa nada está todo.

Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .

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