Como el corazón y la respiración son mutuamente dependientes, la circulación de la luz debe
estar unida al ritmo de la respiración. Cuando espires, deja que la luz salga por tus ojos. Cuando inspires, deja que vuelva a entrar la luz. Establece una conexión entre tu respiración y tu circulación de la luz. De esta manera, le darás algo que hacer a tu respiración para que no necesite tener ninguna otra imaginación. Esto es una imaginación: has dado algo. Por eso dice Lu-Tsu: El hombre «no puede estar sin imaginaciones», al menos no al principio. Solo en la cima más alta puede abandonarse esa imaginación. Pero podemos usarla, podemos convertirla en un punto de apoyo. Imagina: cuando sale tu respiración sale tu luz, cuando entra tu respiración entra tu luz. Pruébalo de una manera simple: cuando espires, siente que toda la luz que había dentro está siendo expulsada, y cuando inspires siente que toda la luz de la existencia está entrando en ti. Y muy pronto la imaginación estará unida a tu respiración, estará casada con tu respiración; así habrás usado la imaginación. Y luego, poco a poco, deja que tu respiración se vuelva más calmada y más serena. No hay necesidad de practicar ningún ritmo en particular, como hacen en yoga o en pranayama, porque cada persona tiene que encontrar su propia manera. Tu cuerpo es diferente, tu mente es diferente... Tu respiración no puede ser igual. Tendrás que encontrar tu propio modo. Poco a poco, hay que tener algo en mente: que tiene que volverse calmada y serena y musical.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .