Lo que es verdad en los dominios físicos de la ley, también lo es en
los mundos moral y mental que igualmente son dominios de la ley. También en ellos el ignorante es esclavo y el sabio dueño. También la inviolabilidad y la inmutabilidad consideradas primeramente como paralizadoras de todo esfuerzo, se reconocen luego como condiciones indispensables de seguro progreso y de previsora dirección del porvenir. El hombre puede llegar a ser dueño de su destino tan sólo porque este destino yace en los dominios de la ley, en donde el conocimiento puede edificar una ciencia del alma y poner en manos del hombre la facultad de gobernar su porvenir y escoger igualmente su carácter y circunstancias futuras. El conocimiento del Karma que parecía paralizar todo esfuerzo, se convierte en fuerza inspirante, en sostén y elevadora fuerza.
Annie Besant . La sabiduría antigua .