«Voy a cumplir diecinueve años, señor. Mi abuela me ha dejado algo para cuando cumpla

los veintiuno, y tal vez antes ingrese en la universidad y pueda viajar y ver algunas cosas. Pero dondequiera que esté y cualquiera que sea mi futuro, siempre llevaré conmigo este interrogante. Tal vez me case, probablemente lo haga, y tenga hijos, y entonces surgirá la gran pregunta: ¿Cuál es el futuro de ellos? De algún modo me doy cuenta de lo que los políticos están haciendo en todo el mundo. Por lo que a mí me toca, es un feo asunto; en consecuencia, creo que no seré un político. De eso estoy muy seguro, pero deseo tener una buena situación. Me gustaría trabajar con mis manos y mi cerebro, pero el problema será cómo no convertirme en una persona mediocre como lo son el noventa por ciento en el mundo. Por lo tanto, señor, ¿qué he de hacer? Oh, sí, sé de las iglesias, de los templos y todo eso; no me atraen. Más bien me rebelo contra todo eso los sacerdotes y la jerarquía de la autoridad, pero, ¿cómo voy a evitar convertirme yo mismo en una persona común, ordinaria y mediocre?».

Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .

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