Pocas veces nos damos cuenta de que la sociedad está dominada por quienes saben expresarse.

A lo mejor no saben nada, no son inteligentes, pero hay algo fundamental: que saben manejar el lenguaje. Es un juego que han aprendido y que les recompensa con la respetabilidad, el dinero y el poder... en todos los sentidos. Por eso todo el mundo lo intenta, y la mente se llena de palabras, de pensamientos. Se puede encender y apagar un ordenador, pero no ocurre lo mismo con la mente, porque no tiene interruptor. No existe ninguna referencia de que, cuando Dios creó el mundo, cuando creó al hombre, también creara un interruptor para encenderlo o apagarlo. Como no existe tal interruptor, funciona continuamente, desde el nacimiento hasta la muerte. Os sorprenderán las extrañas ideas que tienen quienes saben de ordenadores y comprenden el cerebro humano. Si sacamos el cerebro del cráneo de un ser humano y lo mantenemos vivo por medios mecánicos, seguirá parloteando de la misma manera. No importa que ya no esté conectado al pobrecillo que tenía que sufrirlo: sigue soñando. A pesar de estar conectado a unas máquinas, sigue soñando, imaginando, teniendo miedos, proyectos, esperanzas, intentando ser esto o lo otro, sin conciencia de que ya no puede hacer nada, porque la persona a la que estaba conectado ya no existe. Se puede mantener vivo ese cerebro durante miles de años conectado a dispositivos mecánicos y seguirá dándole vueltas a las mismas cosas, porque no hemos podido enseñarle nada nuevo. En cuanto le enseñemos algo nuevo, lo repetirá.

Osho . El libro del ego .

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