También hay en el mundo unidades humanas que están pasando a la segunda etapa y
llegando a ser radiactivas y magnéticas, influyen a otras formas y van siendo conscientes del grupo. Salen de la etapa del "yo soy" y entran en el conocimiento de "yo soy ése"; comienzan a conocer la vida y propósito de la excelsa Entidad de cuyo cuerpo son parte; se dan cuenta del propósito detrás de la vida del Espíritu planetario el impulso subjetivo, subyacente en la manifes¬tación objetiva de la tierra. Empiezan a colaborar con Sus planes, a trabajar por el mejoramiento de su grupo, y la diferencia entre ellos y los otros átomos de la familia hu¬mana es que ahora son conscientes del grupo, poseen perspectivas más amplias, reconocimiento grupal y un propósito mayor. Al mismo tiempo, no pierden su autoconsciencia ni su identidad individual, y mantienen su propia vida esfe¬roidal, pero no aplican a sus propios planes la fuerza y la energía que afluye a través de ellos, sino en la inteligente colaboración con la excelsa Vida de la cual forman parte. Dichos hombres son pocos y vienen de vez en cuando, pero cuando sean más numerosos, entonces podremos esperar un cambio en las condiciones del mundo, y también la llegada de ese momento de que habla San Pablo, cuando dice: "No deberá haber desavenencia en el cuerpo, sino que los miem¬bros deben cuidarse mutuamente. Si un miembro padece, todos sufren con él, y si un miembro es honrado, todos se regocijan con él... El mismo Dios actúa en todos. Hay diversidad de dones, pero el mismo espíritu; hay diversidad de ministerios o servicios, pero el mismo Señor". Cuando todos seamos conscientes del grupo, entonces lo seremos del propósito subyacente en la manifestación, en nuestro planeta; cuando seamos conscientemente activos y apliquemos nuestra energía en llevar a cabo los planes del grupo, enton¬ces llegará lo que los cristianos llaman el "milenio".
Alice A. Bailey . La Conciencia del Átomo .