Amigo mío, vamos juntos a preparar altares al Señor. Ve delante a prepa- rar todo

lo necesario para celebrar dignamente las alabanzas de su gloria y de su majestad. Sirve de órgano a mi obra, para anunciarla al pueblo, lo mismo que yo debo servir a la Divinidad para anunciar a todas las familias espiritua- les los movimientos de la gracia y las vibraciones de la luz. Y tú, Dios de mi vida, si alguna vez te place elegirme para ser tu sacerdote, ¡hágase tu volun- tad! Todas mis facultades son tuyas. Me prosternaré en mi indignidad al re- cibir el nombre de tu sacerdote y tu profeta. Ayúdame solamente para que no haga que tus gracias pierdan su fuerza y para que se rompan en mí todos los escollos que mis iniquidades y mis debilidades han sembrado antes de mi elección.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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